Deportes,
como el boxeo, muy exigente a nivel de coordinación son también muy positivo a
nivel mental.
Foto: Getty
Mens sana in corpore sano, en contra de lo que piensa un buen núcleo de la
población, no hace referencia a una mente sana dentro de un cuerpo en iguales
condiciones, al menos no con el sentido que le otorgamos en la actualidad. Esta
frase, perteneciente a las Sátiras de Juvenal, un cómico de la época del
Imperio romano, hace referencia a la necesidad de orar para pedir a los dioses
un alma libre de miedos y maldad. Un espíritu que sea capaz de adaptarse a las
necesidades de la vida, que rehúya los placeres terrenales y contemple las
desventuras como una simple prueba. Sin embargo, la lógica evolución de esta
locución, viene abalada por decenas de estudios científicos que apoyan que un
cuerpo sano y una mente sana están interrelacionados.
“Existen muchas evidencias
científicas que relacionan la salud física con la mental. Las personas
con enfermedades mentales tienen una esperanza de vida más baja y mayor tasa de
enfermedades físicas crónicas que el resto de la población. Se sabe que el
estado mental influye sobre la salud física y la aparición o agravamiento de
muchas enfermedades. Aunque puede existir una predisposición genética,
ambiental, relacionada con la alimentación, para padecer ciertas enfermedades
mentales, una vida saludable, alejada de ciertas situaciones de estrés podría
minimizar los riesgos de desarrollarlas en un futuro.
El estrés, la depresión o la ansiedad se
relacionan con más de una enfermedad física y, en la mayoría de los casos, la
práctica de deporte podría ayudar a aliviar algunos de los síntomas. Al
hacer deporte el cuerpo segrega endorfinas que nos producen placer y
satisfacción. Además, el ejercicio físico ayuda a la autoestima, nos sentimos
activos y poderosos al progresar. Mejora nuestra condición física y
nos creemos más capaces de conseguir nuestros objetivos
No se trata de practicar (solo) deportes
que, de entrada, ya cuidan la mente y benefician a nuestro organismo, como el
yoga o el pilates, sino de encontrar el ejercicio físico que más nos guste y
con el que más cómodos nos sintamos. La elección del deporte que queramos
practicar es algo muy individual y que está en función del estado de salud de
las personas, de la edad, los gustos personales y el carácter. En general se
aconseja ejercicio físico aeróbico combinado con ejercicio de fuerza. Eso sí,
sin llegar a sobrepasar los límites fisiológicos. Es mejor trabajar al 60-70%
de capacidad funcional que al 100%”. Todo deporte, bien trabajado, es muy
positivo para la salud. Además, cuanto mayor sea el nivel de coordinación del
ejercicio, más ventajas puede tener para quien lo practica.
Entre los entrenamientos con niveles
de coordinación más exigentes encontramos modalidades como el baile, el boxeo o
la natación. Controlar correctamente la respiración, adelantarse a los
movimientos del adversario o establecer una correcta sincronía entre cuerpo y
música, obligan a nuestro cerebro a permanecer en alerta, a procesar la
información de un modo más rápido y eficaz, y a mejorar nuestra confianza.
Deporte para la vida
Algunos estudios preliminares apuntan
que el baile, por su alto nivel de coordinación, es beneficioso para pacientes
con enfermedades como Alzheimer. Se sabe que los estímulos musicales activan
áreas del cerebro asociadas con comportamientos emocionales tales como la
corteza cerebral o el hipotálamo. Hacen falta más estudios para poder afirmar
que el baile (de manera específica) pueda ser realmente bueno para esta
enfermedad, pero es evidente que conlleva un beneficio. Lo cierto es que la
mejora de la forma física, la elasticidad, el equilibro y la interrelación con
otras personas lo convierten en una actividad deseable.
Pero además de los beneficios que pueda
tener directamente sobre la mente y el cuerpo, el deporte es una herramienta
muy importante para la formación. Nos ayuda a tener hábitos adaptativos para
nuestra vida, nos ayuda a aprender a tolerar la frustración, a sacrificarnos y
a posponer el placer o el resultado, algo muy importante en el desarrollo
personal y laboral.
Eso sí, como todo, el deporte debe ser
practicado en la medida correcta. Practicado en exceso puede acarrear serios
problemas de salud como dismorfia muscular o vigorexia este problema
mental es más grave y frecuente de lo que podamos creer. Estos adictos llegan a
anteponer el deporte a cualquier otra actividad. Buscan constantemente el
perfeccionamiento y su vida gira en torno al deporte, que deja de ser un motivo
de diversión.
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