Las proteínas son la principal materia prima del cabello.
Ostras, cangrejos, caracoles de mar,
hígado de pollo y de ternera, quesos, pan integral, morcilla, yemas de huevo,
lentejas, judías blancas, plátanos, patatas y todo tipo de carnes y pescados
conforma la parte principal de lo que podríamos llamar "la cesta
capilar": los alimentos que te conviene consumir para tener un pelo más
fuerte y sano. ¿Por qué? Las
carnes y los pescados proporcionan, gracias a sus proteínas, la materia prima
del cabello: la metionina y la cistina, los
aminoácidos que forman la queratina. Gracias a su consumo, los cabellos se vuelven más fuertes, y se mantienen
gruesos los tres a cinco años que dura su ciclo. En paralelo, el aminoácido arginina, que procede
de las mismas proteínas, produce la vasodilatación del cuero cabelludo, lo que
aumenta el riego sanguíneo de los folículos pilosos.
La dermatóloga Sylvie Garnier-Lyonnet,
detalla que “el crecimiento del cabello es de mejor calidad, el folículo del
pelo más fuerte y con una vida más larga, lo que retrasa la caída de fin de
ciclo”. Las ostras, los cangrejos, los caracoles de mar, el hígado, el
pollo, los quesos y el pan integral son los que más zinc aportan, clave para la
sostenibilidad de la densidad capilar. ¿La razón? Que bloquean los andrógenos.
Estas hormonas masculinas, secretadas en microdosis femeninas, son las
culpables de que el pelo se “aclare”, debido al impacto de la enzima 5-alfa
reductasa, ubicada en la glándula sebácea. Ahora bien, el zinc la puede
inhibir. Para ello hay
que comer marisco dos o tres veces por semana, a veces con hígado y a
veces con pollo, y queso y pan todos los días. El hierro de la morcilla, de la carne roja del
hígado, de la yema de huevo, de las lentejas y de las judías blancas tiene un
papel crucial: permitir que los glóbulos rojos aporten oxígeno al cuero
cabelludo. Si quieres mejorar en un 30% su
absorción, consume vitamina C en la misma comida (brócoli, cítricos). Debes
hacerlo dos veces por semana.
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