Desde digestiones que se cortan al bañarse, a siestas
reparadoras, pasando por helados refrescantes, te lo cuento de la mano de la
doctora Ana Bellon.
Hay quien todavía lo sufre, aunque más por conveniencia de los
padres, que se quieren echar la siesta, que por precaución en torno a la
integridad de los hijos.
Hablamos de ese tiempo indefinido, que puede ir desde la media
hora hasta los 90 minutos y que uno cuando es pequeño tiene que pasar al borde
de la piscina, bajo la sombrilla e incluso echado en el apartamento para “hacer
la digestión”.
Es una de las mayores “torturas” que los niños de varias
generaciones de españoles venimos recordando cada verano. Y de la que, quien
sabe, si muchos si habrían librado, con algo más de información.
La digestión no se corta . Es el primero de los grandes mitos
asociados al verano y la salud. Es un proceso que no se detiene y que, además,
asegura la experta en medicina familiar Ana Bellón, se prolonga más de dos
horas y puede durar entre diez horas y dos días.
Imaginaos lo que hubieran hecho nuestras madres y abuelas con
ese tremendo dato, que no afecta al proceso de todo lo ingerido durante una
comida, sino que puede referirse por ejemplo, a un único alimento, bien por su
propia naturaleza, bien por intolerancias de quien lo ingiere.
Segundo mito: cuando nos encontramos indigestos, un pescadito
a la plancha para cenar o una tortilla francesa. No necesariamente. Según la
doctora, experta en nutrición, en el caso del huevo, la coagulación de la yema
lo hace más difícil de tolerar, y en cuanto al pescado, el azul, que por un
lado resulta bueno para la salud cardiovascular, por el otro, es muy dado a
producir ciertas intolerancias digestivas.
Tercer mito: los helados son buenos en verano, porque, además
de refrescarnos nos ayudan a hacer la digestión. Nada más lejos de la realidad.
En copa, en cucurucho o en palo, su gran aporte calórico, en grasas y
azúcares, nos conducen a la pesadez y la indigestión.
Cuarto mito: Las bebidas frías nos sientan mal . No es
cierto, asegura la directora de Centro Médico Bellón.
Las necesitamos para regular nuestra temperatura corporal y, además, nos
hidratan, una necesidad primordial en estos meses. Lo que si puede producirnos
diarrea es el consumo excesivo de alcohol o de zumo de naranja en ayunas.
Si bebemos mucho alcohol podemos dar lugar a la relajación del
esfínter, mientras que unas naranjas líquidas con el estómago vacío, como se
suele decir, inducen al vaciado brusco de la vesícula biliar,
pero no nos alivia el problema.
Además, este vaciado irá acompañado de dolor abdominal, malestar
general, pesadez y sensación de indigestión.
Quinto mito: las siestas son para el verano. Que después
de una buena comida y del baño nos apetezca dormir no quiere decir que sea lo
mejor para la digestión. La posición horizontal, primero, y el calor,
después, no favorecen la digestión. Y no son pocas las veces que nos
levantamos sudando y muy pesados. Dormir después de comer engorda, además.
Por último, la doctora Bellón regresa al famoso corte de
digestión, que no es sino una bajada de tensión al agruparse la sangre en el
estómago durante el proceso digestivo. Es lo que se denomina Hidrocución y que
ocurre si introducimos un cambio brusco de temperatura en el cuerpo, ya sea de
frío o calor.
En
el caso del baño, cuando el agua es fría, el corte de digestión ó síncope de
hidrocución es la súbita pérdida de conocimiento como
consecuencia del repentino impacto con el agua Es el clásico síncope por
zambullida, no demasiado frecuente aunque temible porque suele provocar el paro
cardíaco y por tanto impone la realización del masaje cardíaco para la
reanimación.
Cuando nos referimos al aumento de temperatura, cualquier
deporte que nos acalore después de comer puede producir el famoso e inexistente
“corte de digestión”. No hace falta bañarse para ser víctima de un desmayo
que puede acabar en graves consecuencias.
Practicar el ciclismo o el running en plena digestión supone un
grave peligro.
Sobre la doctora Ana Bellon:
Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense
de Madrid, con la especialización e Medicina Familiar y Comunitaria. Postgrado
en nutrición, dietética y dietoterapia en la Universidad de Navarra y el
postgrado de homeopatía en el Hospital Homeopático de San José en Madrid.
Colaboradora en el programa de Televisión Española; “La Mañana”,
como experta nutricionista.
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